Mi historia profesional está intrínsecamente ligada a un camino de resiliencia, adaptabilidad y una profunda determinación. Crecí en un entorno difícil en Ecuador. A los 17 años, la vida me presentó un gran desafío cuando mis padres migraron, dejándome sola y a cargo de mi propio destino.
Ante la complejidad de la independencia a tan temprana edad, encontré en los estudios no solo un refugio, sino el motor y la base donde construir mi futuro. Esta etapa temprana forjó mi disciplina, mi capacidad analítica y una sed insaciable por el conocimiento y la excelencia, cualidades que serían fundamentales en mi carrera.
La vida me presentó otro gran reto al convertirme en madre soltera por 8 años. Esta experiencia me enseñó el valor de la responsabilidad inquebrantable, la gestión eficiente del tiempo y los recursos, y la fortaleza para equilibrar múltiples roles y luchar sin descanso por quienes amo. Aprendí a resolver problemas bajo presión y a encontrar soluciones creativas.
A pesar de haber alcanzado estabilidad profesional y personal, un evento inesperado; el terremoto de Ecuador; sumado a las dificultades económicas del país nos llevó a tomar la difícil pero necesaria decisión de migrar a Estados Unidos. Aquí, he enfrentado nuevos desafíos: una nueva cultura, la barrera del idioma y la necesidad de revalidar y aplicar mi experiencia en un mercado diferente.